La había contratado para que fuera su secretaria temporal… pero ahora quería que se quedara en su vida para siempre…
La sonrisa relajada y los ojos azules de Miles Kingsley hacían que todas las mujeres se enamoraran un poco de él nada más conocerlo. Siempre había ido por la vida sin problemas, con su deportivo y sus costumbres de soltero… hasta que contrató a aquella secretaria recién divorciada y con dos hijos…
Miles no pretendía enamorarse. Ni siquiera debería gustarle su secretaria, pero el encanto y el agudo sentido del humor de Jemima le hizo replanteárselo todo. Ella no se dejaba deslumbrar por sus regalos ni por sus seductores comentarios…
así que Miles no sabía cómo convencer a la encantadora mamá para que aceptara su romántica proposición…
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