Era testarudo y gruñón, pero todo un reto para ella.
Noah Laramie había regresado para hacerse cargo del rancho Lazy L. Estaba herido, había salido del Ejército y lo único que quería era olvidarse del resto del mundo.
Lily Germaine estaba dispuesta a ayudarlo, pero el solitario Noah era el hombre más terco que había conocido. Sufrir heridas de guerra no significaba que debía perder de vista quién era. Su valor, fuerza y lealtad lo convertían en un hombre entre un millón, y Lily tenía que convencerlo de ello.
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